Por: Ashmar Mandou
El parisién Diego Buñuel, presentador y director de las aclamadas series, “Don’t Tell My Mother”, vive una vida bastante intrigante. Ha viajado al Congo, Irak, China y Corea de Norte, descubriendo las complejidades de la emoción humana y las relaciones fronterizas, una pasión que Buñuel atribuye a su naturaleza curiosa e insaciable. “Siempre quise relatar historias y hacerlo de una forma que no se hubiera hecho antes. Creo que mi deseo de relatar historias vino de escuchar a mi familia contar historias y viendo algunos shows particulares mientras crecía”, dijo Diego Buñuel, cuyas series “Don’t Tell My Mother” pueden verse ahora en el canal National Geographic. “Para mi siempre es satisfactorio hacer mis maletas y visitar un país que tiene una historia compleja y realmente muestra a la humanidad y al mismo tiempo inspira el cambio”.
No es extraño que el rápido e impredecible Buñuel, cuyo abuelo es el renombrado director de cine español, Luis Buñuel, comprara un boleto de ida a Chicago para asistir a la Universidad Northwestern, sin siquiera haber visitado el campo. “Recuerdo claramente el día”, ríe Buñuel. “En vez de asistir a Harvard, Yale o Princeton, quería hacer algo diferente. Quise probar la escuela del periodismo. Después que un amigo mío me habló de la Universidad Northwestern, decidí en ese momento que ahí es donde yo debería estar”.
Aunque la mayoría de estudiantes que van a iniciar el colegio estarían aterrorizados de pensar en emigrar a un país completamente diferente, Buñuel saboreó cada momento. “Ahí estaba yo, un joven de 18 años, sin familia en Chicago, tan lejos de lo que me era familiar… debo haber estado loco, pero me encantó”, dijo Buñuel “Me encantó esa época de mi vida”. Después de graduarme, en 1997, Buñuel hizo un internado en el Chicago Tribune antes de irse a Florida a trabajar en el Sun-Sentinel en Miami. No fue sino hasta que Buñuel trabajó para el periódico semanal de las fuerzas armadas de NATO, que descubrió su verdadera vocación. “Ni siquiera puedo comenzar a describir las lecciones de vida que aprendí trabajando como corresponsal de guerra en esos 10 meses”, dice Buñuel, quien fue reclutado por la milicia francesa para servir en Sarajevo, donde viajó por Balkans, devastada por la guerra. “Tener la oportunidad de estar en las trincheras con algunos de los soldados, poder atestiguar otro lado de un lugar devastado por la guerra, sirvió realmente como catalístico para Don’t Tell My Mother”, dijo Buñuel.
“Don’t Tell My Mother” es un programa de una hora, que entrecruza el mundo, ya que Buñuel se detiene en crecientes mega ciudades – algunas asediadas por abrumantes exigencias que surgen de tener millones de residentes. Pero todas estas ciudades tienen la esperanza en los recién llegados que llegan diariamente en busca de oportunidad. Si Buñuel pasa la noche en una de las partes más peligrosas de Sao Paolo, con un grupo de artistas del graffiti que inspiran un cambio social radical, o se mueve por Dhaka o por Johannesburg, Buñuel disfruta la oportunidad de revelar el corazón y el alma de cada ciudad. “Recuerdo una historia, que es difícil, porque hay muchas, pero había un trabajador musulmán en Pakistán, que hacía juguetes sexuales para enviarlos a Estados Unidos”, rió Buñuel. “Me dije, “guau, esto es interesante’, y cuando le pregunté si eso tenía conflicto con su religión, me dijo, ‘no importa lo que yo piense, tengo que mantener a mi familia al final del día’, lo que fue un momento especial para mí, porque no importa donde viajes, o que puntos de vista tienes sobre una religión en particular, en el corazón de cada país siempre se encuentra gente que trata de sobrevivir”.
La pasión de Buñuel por las historias no ha pasado desapercibida. En el 2003, Buñuel recibió el Premio Scoop, el Premio Gran Jurado por los Reyes del Desierto, reportaje de una hora de duración sobre la intervención de E.U. en Irak y en el 2009 recibió el gran Premio de TelevisiónMundial Banff por el episodio “No le Digas a Mi Madre que estoy en Irán”. “Me siento dichoso de hacer lo que hago. Todos los días conozco gente interesante, aprendo y estoy fuera de mi zona de comodidad y encuentro formas diferentes de relatar una historia”, dice Buñuel. Pero no importa donde viaje Buñuel en el futuro, siempre se encontrará extrañando una ciudad en particular. “Chicago”, ríe Buñuel. “Chicago, te extraño. Siempre tendrás un lugar muy especial en mi corazón”. Si desea más información sobre “Don’t Tell My Mother”, visite www.natgeotv.com.