Por: Daisy Magaña
“Pueden construir una enorme muralla”, fueron las palabras de Socorro Santiago, quien interpretó a “Tita” en la obra Mojada, de Luis Alfaro, interpretación moderna de la obra mítica griega Medea. La muralla, a la que “Tita” se refiere, es la gran división de la barrera física entre Estados Unidos y México. Mojada es una poderosa actuación que no solo revive la Medea de Eurípides, sino que toca los corazones y las emociones de la audiencia. La historia del inmigrante mexicano no es inherente a solo la cultura latina, sino que históricamente, muchos inmigrantes, – sin importar el color de su piel – han experimentado el aislamiento, la exclusión y el temor. Mojada toca temas familiares, de inmigración y algunas veces la inquietante necesidad de asimilar.
En inglés, mojado/a significa “wetback” y es utilizado como término derogatorio para los mexicanos que cruzan la frontera indocumentados. Aunque la producción de Alfaro se enfoca en problemas de inmigración, hay muchos temas entre líneas que explorar. “Mojada es actualmente una historia de amor sobre dos personas que vienen a este país y empiezan a asimilar en dos formas muy diferentes”, dice Luis Alfaro. “La obra trata sobre lo que pasa con la tensión de una relación cuando esto ocurre. Por esto es una tragedia”. Los personajes comparten la frustración de la supervivencia y cada uno de ellos enfrenta su propia forma de reclusión.
Muchas de las líneas presentadas por los actores muestran la lucha entre el adaptarse a cambiar a una cultura extraña y el sacrificio que supone el viaje. En una escena, Santiago “Tita” disfraza un importante aspecto del “éxito” y el Sueño Americano por el que luchan muchos inmigrantes: “Éxito: uno no lo compra, se paga por él”. La actriz Sandra Márquez representa a “Armida” quien crea un significado por asimilar el nuevo mundo. Reconoce como ser parte del sistema y lo sigue por su beneficio, sin importar las ataduras emocionales humanas.
Esta producción toca también un importante aspecto de la experiencia del inmigrante: ¿Sus valores y tradiciones se actualizan en un país extranjero? El inmigrante “se hunde o nada”, o cambias o te quedas en el pasado. Como dice el personaje de Juan Francisco Villa “No puedes dejar que el pasado se convierta en el presente”. La obra conlleva una constante oposición entre lo que fue y lo que es – el pasado y el presente”. “El teatro es un foro, un espejo que nos refleja, a nosotros y a nuestras emociones”, dice Alfaro. “Espero que al final de esta obra, miremos a nuestro alrededor y nos preguntemos como no solo nos pertenecemos a nosotros mismos, sino a cada uno de nuestros semejantes, como una gran ciudad. ¿Cómo logramos una gran ciudad para todos?”
Mojada profundiza en la experiencia del inmigrante, no solo en el viaje de cruzar la frontera méxicoamericana, sino que humaniza un problema lleno de controversia y degradación que ocurre, no solo en Chicago, sino en toda nuestra nación. Muestra como las áreas pueden cambiar dependiendo de quien vive en ellas y como el cambio afecta la mentalidad de la sociedad.