Por: Ashmar Mandou
Alejandro Ruizespara, nacido en Chicago, tiene mucho que celebrar este Nuevo Año, ya que es uno de 40 estudiantes escogido para Becario en Marshall, prestigiosa beca nacional que patrocina por completo los estudios de graduado en el Reino Unido. Ruizespara, primera generación de méxicoamericanos, atribuye mucho de su éxito académico al apoyo de sus padres y de High Jump, organización no lucrativa que ofrece apoyo educativo gratuito para estudiantes de escuela elemental de bajos ingresos.
Ruizespara, estudiante de Stanford University, donde patrocinó la Asociación de Licenciatura de Psicología de la escuela y enfocado en como las identificaciones culturales influencían las interacciones con otros antecedentes diferentes, habla con el Lawndale Bilingual Newspaper sobre su experiencia en High Jump y lo importante que es perseguir sus metas.
Lawndale Bilingual Newspaper: Felicitaciones por haber sido seleccionado como uno de los 40 Becarios de Marshall! Describe que pensaste cuando escuchaste la noticia.
Alejandro Ruizespara: Es gracioso, me enteré vía e-mail cuando me levantaba y miraba la pantalla de mi teléfono para ver la hora. Honestamente estaba tan atolondrado que no se me ocurrió sentir nada (como no fuera el deseo de regresarme a dormir) inmediatamente. Una vez que me empecé a dar cuenta de que esto era cierto y que yo definitivamente no estaba soñando, lo primero que hice fue llamar a la familia y contarles la buena nueva. No soy el tipo de persona que me entusiasmo exageradamente, pero sentí como mucha calma apoderarse de mi. Era el último año de secundaria, por lo tanto es el período en el que supuestamente debes saber lo que vas a hacer después de tu graduación y fue maravilloso saber que tenía la suerte de saber que iba a hacer.
Tu atribuyes tu éxito a High Jump. ¿Cómo encontraste a High Jump y como hizo el programa que seas el estudiante que eres hoy en día?
Como muchas cosas, lo encontré en una combinación de trabajo y casualidad. Puedes decir que yo siempre fui uno de esos chicos ‘nerd’, o algo así, y pude tener muchas experiencias con varias personas que me inculcaron amor al aprendizaje a temprana edad. Alguien en Soccoro Sandoval Elementary School, uno de mis maestros, notó que tenía sed de aprender y fue en una junta sobre reporte de progreso estudiantil, entre padres y maestros, cuando el mismo maestro entregó a mi madre un volante de High Jump y todos decidimos que debería tratar de llenar una solicitud. Mirando en retrospectiva creo que el joven Alejandro estaba más interesado en el campamento que prometían! Pero sería tonto decir que no quería aprender más, especialmente durante esos largos veranos que parecían alargarse más cada año. Y la impresión que la experiencia hizo en mi es algo que he podido notar mucho más ahora que soy mayor y tengo ese privilegio de analizar en retroactiva las experiencias pasadas.
En High Jump, si, tenía que aprender más clases de las que me ofrecían en la escuela elemental. Y aunque no puedo hablar por todos, creo que fue una buena preparación para mi escuela en Whitney M. Young un poco más tarde. Pero los más importantes aspectos de la experiencia llegaron con la exposición a dos ideas: (1) está bien ser un poco diferente, especialmente cuando te sientes más cómodo en esa diferencia y (2) en esta ciudad, hay una amplia extensión de experiencias y realidades, todas superpuestas una sobre otra.
Admito que puede sonar como clichés y platitudes, puede ser, pero fueron formativas y poderosas para mi. Recuerdo una cita de Junot Díaz en The Brief and Wonderful Life of Oscar Wao: “¿Realmente quieres saber que se siente ser un Hombre X? Simplemente se un niño de color inteligente y estudioso en un ghetto contemporáneo de E.U.”. La primera vez que leí eso me impactó; te das cuenta que otros tienen esos intereses “nerdy” donde “nerdy” es normativamente incorrecto. Creo que los sentimientos han cambiado mucho en mi barrio, lo que les absolutamente fantástico! Pero cuando era más joven no me daba cuenta de eso, me superé mucho estando en un ambiente como el de High Jump y dándome cuenta de que había toneladas de chicos como yo y diferentes a mí, que tenían esos intereses compartidos. De ahí (1) es de donde realmente vengo y estaba empoderando a mi yo más joven, reafirmó en mí ese amor por el aprendizaje que ahora podía ver en otros. E involucrándome con estos chicos, parecidos y no parecidos a mí, comencé a entender realmente que basta podía ser la experiencia humana en nuestra ciudad, como todos pedimos interactuar con una realidad singular, pero realmente tenemos nuestra propia realidad personal con la que trabajar. Ese segundo pensamiento daría color al camino que pensé como experiencia subjetiva en los años venideros y aún veo trozos de el dentro de mi alternativa de estudiar psicología en Stanford o enfocarme en diferencias cros-culturales. Es notable como estas pequeñas experiencias dejan una larga presencia en nuestras vidas, aún cuando no te des cuenta inmediatamente de esa posibilidad.
¿Cómo te inspiraron y te motivaron tus padres?
Tengo suerte de tener dos padres a quienes les interesé lo bastante para empujarme en varias formas. No es así para todos, no lo se. Mis padres, ambos, eran mexicanos inmigrantes y un canal definitivo de la ética del trabajo duro. Como dice el musical Hamilton de Lin-Manuel Miranda: “Inmigrantes, ¡hay que hacer el trabajo!” Papá, un hombre trabajador con una fuerte actitud amorosa, nunca temió decirnos constantemente que lo hiciéramos mejor o que nos esforzáramos más. Para él la complacencia era anatema y me hizo auto crítico; un rasgo con las cualidades de una espada de doble filo. Hace de la “satisfacción” un concepto más bien extraño, pero garantiza disciplina y me permite tomar los fallos dentro de mi propio trabajo con bastante seriedad – es una forma de abrir una ruta hacia el auto-progreso. Mamá tenía un enfoque más suave en su estilo maternal y era necesario. Me enseñó que estaba bien mostrar la vulnerabilidad con honestidad y yo atribuyo esa clase de autenticidad a la fuente de toda relación saludable y amistad profunda que haya podido tener. Aún cuando otras personas no sentían ninguna esperanza para mi cuando niño, mamá nunca dejó de insistir en que tenía potencial. Y yo diría, la gente cree que pueden decir lo que quiera frente a los niños. Pero yo aún recuerdo, desde que tenía 6 años, esas voces que estaban en descuerdo con la esperanza de mi madre y todavía recuerdo sus rostros. Aún cuando ella se sentía herida, nunca renunció y luchó por mi como lucharía por mis hermanas después. No bromeo, no habría podido llegar a ningún lado sin su apoyo, siempre presente en mi.
¿Qué te gustaría que otros supieran de High Jump?
Simplemente que es una gran experiencia! Les diría, ¡vayan e inscríbanse! Si es lo que quieren. Solo quiero que los jóvenes hagan ahí lo que les gusta, vivan sus propias experiencias y deriven un sentido de significado personal en todo. Si High Jump puede hacer eso por álguien, ¡fantástico! La vida está llena de experiencias personales y cada uno de nosotros podría implicar diferentes gustos. Piensen como vivir, en un sentido abstracto, no es fácil, pero es asombroso cuanto estos pasos pueden ayudar a la gente a aprender sobre si misma.