Curación natural – el arte del curandero o el curanderismo (de la palabra “curar”) – no es necesariamente cosa del pasado. Muchos latinos continúan bebiendo tés, o cortezas, o bayas, para problemas internos, utilizan las hojas y las raíces de las plantas para heridas externas y participan en ritos de curación para librar al alma de espíritus malignos. La comunidad médica muchas veces se muestra escéptica sobre las curaciones populares. Sin embargo, recientes estudios han comenzado a mostrar una base científica tras muchas prácticas tradicionales del curandero. A continuación unos cuantos ingredientes populares en la medicina natural latina.
El Ajo
El ajo ha sido tradicionalmente utilizado en las prácticas del curandero latino para proteger el alma de enemigos, de energía negativa y el acecho del mal. Es común ver dientes de ajo colgando en las puertas en las casas latinas, comerlo crudo para protección de problemas internos y externos, e inclusive quemarlo regularmente en las casas para mantener alejados los espíritus del mal. La medicina moderna parece regresar a la idea de que el ajo puede ser un potente protector para nuestra salud. Varios estudios a gran escala han probado que el ajo es una cura efectiva para varias condiciones vinculadas con el sistema sanguíneo y el corazón, incluyendo la aterosclerosis (endurecimiento de las arterias), el colesterol alto, ataques cardíacos e hipertensión.
El Eucalipto
Los curanderos latinos han utilizado generalmente las hojas secas y el aceite del eucalipto, principalmente para problemas respiratorios. La planta es utilizada para aflojar la tos y disminuir los síntomas de los resfríos, la fiebre, e inclusive el asma y se cree también que estimula el sistema inmunológico. La planta se ha comprobado que reduce el dolor y la inflamación de las membranas mucosas en el tracto respiratorio. Cuando se utiliza por vía tópica, el aceite de eucalipto disminuye la inflamación de las articulaciones doloridas, el herpes genital y el acné y es también un poderoso repelente para los insectos. En odontología, el aceite de la planta es utilizado como sellador y solvente para el relleno del conducto radicular, por sus cualidades antibacteriales.
La Quinina
Regresando a los años 1600, los peruanos nativos utilizaban la corteza del árbol chinchona, única fuente natural de la quinina, como potente tratamiento para la malaria. El árbol era traído entonces de Europa, por los Jesuitas y fue considerado hasta mediados de 1940 como el tratamiento y la cura más efectivos contra la enfermedad. La quinina es un verdadero ejemplo de cómo la medicina alópata – o tradicional, la medicina occidental en base farmacéutica – puede beneficiarse del arte de la medicina natural. Una versión sintética de la planta está ahora disponible con receta y sin ella en la mayoría de farmacias de E.U., para una amplia variedad de enfermedades. La quinina es utilizada para tratar el lupus y la artritis y aún sigue siendo el tratamiento adecuado para la malaria, especialmente en mundos en desarrollo, gracias a su bajo costo. También es recetada frecuentemente como una cura sin etiqueta para los calambres nocturnos.