El más fuerte adversario en un argumento puede ser un joven. Entre los 10 y los 13 años surgen los conflictos con los padres. Los niños de esta edad se vuelven más independientes y comienzan a forjar sus identidades. Al mismo tiempo, el desarrollo del cerebro los hace más impulsivos, buscan emociones y están sensibles a la presión de sus compañeros. El cambio puede tomar a los padres por sorpresa, especialmente porque el período correcto antes de la adolescencia muchas veces es relativamente armonioso. Para los padres, aprender como discutir y alegar en forma efectiva con sus hijos adolescentes es crucial. Hablar de desacuerdos cuando ven televisión o están en la cama puede provocar conflictos en problemas mayores – como el sexo y el alcohol – que vienen más tarde. Los terapistas dicen que los jóvenes que alegan son saludables. Están aprendiendo como manejar desacuerdos y defender su propio punto de vista, destrezas críticas para las relaciones adultas. Los argumentos indican también que los niños se están separando de sus padres y adquiriendo seguridad. “Es preocupante que no ocurran discusiones”, dijo Brad Sachs, psicólogo familiar en Columbia, Md. Los niños más respetuosos – tal vez no estén haciendo lo que tienen que hacer para forjarse una identidad independiente”.