La adrenalina puede ser parte de una maquinaria magra, promedio, altamente evolucionada (ej: el cuerpo humano), pero eso no significa que no haya unos cuantos trucos para hacerla trabajar a nuestro antojo.
Suba las escaleras. Mire, sabemos que hoy tomó el elevador para llegar a su oficina y no lo culpamos. Pero si llegan las 3 p.m. y tiene una llamada importante, Gail Adler, endocrinólogo especialista en Brigham y Women’s Hospital en Boston, tiene una sugerencia: Subir las escaleras corriendo puede hacer que le suba la adrenalina y le ayude a sentirse más alerta.
Adopte una postura de poder. Un estudio del 2010, publicado en Psychological Science, sugiere que adoptar una pose fuerte – sentado o de pie, de forma que lo haga sentirse poderoso – por un minuto puede disminuir los niveles de cortisona en un 25 por ciento. Si se dirige a una importante junta y se siente aterrado, trate de poner sus pies sobre el escritorio y reclinar la espalda con sus manos tras la cabeza, al estilo Don Draper (pero sin el whiskey).
Respire lentamente, no profundo. Una respiración profunda podría ser lo peor que haga cuando esté estresado si lo hace demasiado aprisa. Si expele el dióxido de carbón demasiado aprisa, puede marearse o hiperventilar, porque no llega suficiente oxígeno a su cerebro. Las respiraciones profundas son muy buenas en tanto la exhalación se haga despacio. Una forma efectiva de bajar la presión sanguínea es con respiraciones lentas del diafragma. Trate de inhalar por cuatro segundos y exhalar en seis, con los labios fruncidos, como cuando apaga una vaela.
Baje su estrés con comida. Las comidas verdaderamente cómodas están llenas de vitaminas y antioxidantes que reducen el estrés. Para mantener controlado el estrés crónico, busque comidas altas en ácido fólico y zinc, como las espinacas y el aguacate, o las vitaminas B y C que puede encontrar en los arándanos y las naranjas.