El número de emergencias de salud mental ha subido en los últimos años. Como resultado, organizaciones, departamentos e individuos están aprendiendo nuevas destrezas y educándose en las mejores prácticas para atender mejor estas situaciones. Estas estrategias garantizarán una interacción efectiva y productiva con la persona en crisis.
Permanezca calmado e tranquilo. (disfrace sus sentimientos) cuando se acerque. Sea claro y conciso en su comunicación y con el reconocimiento de su lenguaje corporal.
Esté consciente de los riesgos de seguridad. Tenga cuidado con las armas y con cualquier peligro físico como vidrios rotos, objetos afilados, agua, gas, fuego y estructuras altas.
Establezca una rápida relación y continúe manteniendo esa confianza. Aprenda a escuchar de verdad y a ejercitar la empatía.
Da un tratamiento pronto y rápido. El tiempo siempre es vital.
Pide la ayuda apropiada y/o los servicios de emergencia, o la supervisión médica integrada en sus equipos. Conseguir respaldo y apoyo es muy importante
No haga promesas que no pueda cumplir. Si la persona que experimenta el problema/emergencia de salud mental es un peligro para sí misma o para otros… es su responsabilidad notificar a las autoridades.
Esté consciente de sus propias necesidades. Estas necesidades incluyen las suyas como socorrista, las de los demás y los objetivos, resultados y protocolos de su trabajo.
Entienda su propia zona de confort, habilidades, debilidades y limitaciones, así como fortalezas. No ayudas a nadie si vas más allá de tus propios conocimientos y habilidades y, de hecho, podrías hacer más mal que bien.
Mantén tu cabeza en su sitio y mantente siempre a salvo. La clave definitiva es estar siempre preparado y consciente.