Los ancianos que viven con diabetes, hipertensión y otras enfermedades geriátricas comunes (relacionadas con la edad) tal vez deban pedir a sus doctores que reevalúen sus medicinas. Nuevos hallazgos publicados en JAMA Internal Medicine, advierten que un estricto control de los niveles de azúcar en la sangre y la presión arterial, llevado a cabo por los médicos, en personas mayores de 70 años, pueden hacer más daño que bien a su salud. Para el estudio, los investigadores revisaron datos de salud de más de 211,000 pacientes mayores de 70 años en el programa de Asuntos del Veterano del gobierno. Los científicos encontraron que a menos del 19 por ciento de pacientes que determinaron tener una presión arterial muy baja (y potencialmente peligrosa) se les dijo que suspendieran sus medicaciones. Similarmente, a solo el 27 por ciento de pacientes diagnosticados con azúcar en la sangre muy baja (poniéndolos en riesgo de hipotensión) se les dijo que suspendieron su medicina para la diabetes.
“Al envejecer, los beneficios bajan y el riesgo sube”, dijo Sei Lee, MD, geriátrica en la Universidad de California, San Francisco, quien ha escrito mucho sobre el envejecimiento y el sobre tratamiento. “Lo que era bueno para usted a los 55 años puede ser malo a los 75. Además, Lee y otros expertos dicen que los pacientes ancianos no tienen que bajar sus niveles de azúcar al máximo. Estos doctores sugieren que un nivel de glucosa en la sangre de 7.5 o 8 por ciento es una meta más razonable. Lo que es más, expertos en salud del corazón recomendaron recientemente que las metas de presión arterial sean elevadas de 140 milímitros sistólicos (como cifra máxima) a 150 mm para pacientes mayores. En general, los expertos advierten que la presión arterial o los niveles de glucosa en la sangre que son muy bajos pueden poner a los ancianos en riesgo cada vez mayor de fatiga, mareos y potencialmente caídas fatales – algo que sus compañeros más jóvenes tal vez no tengan que tomar en cuenta.