Por: Juan Garcés
Ya que el prospecto de que Trump llegue a la presidencia es cada vez más plausible, hay una pregunta que nuestros clientes hacen casi diariamente: ¿Qué me pasará si Trump llega a ser presidente”? Tal predicción sería más fácil de hacer si estuviéramos tratando con un candidato convencional durante un ciclo de elecciones convencionales.
Pero estos no son tiempos convencionales. Este es un extraordinario período durante el cual la frustración del populacho ha dado ímpetu, tanto a la candidatura insurgente de Bernie Sanders a la izquierda, como al neofascismo de Trump a la derecha. Es importante entender porque el último es peligroso y supone tal riesgo, tanto para los inmigrantes en Estados Unidos como al mismo concepto de los derechos humanos en general.
Primeramente, el Sr. Trump es un hombre acostumbrado a dar órdenes sin que se le cuestione. Ha habido pocas, si algunas objeciones, en sus mandatos. Como Noam Chomsky ha señalado, el comercio y las corporaciones no son instituciones democráticas, sino que más bien funcionan como “tiranías inflexibles”. Ese es el ambiente en el que Trump ha florecido por más de 40 años y uno puede asumir que como presidente Trump no aceptará los obstáculos que le ponga un recalcitrante Congreso Republicano o una Corte Suprema centrista.
En segundo lugar, el actual ambiente económico crea un terreno fértil para que triunfe un líder autoritario. De hecho es la economía actual la que hace que los simpatizantes de Trump tengan miedo, se sientan frustrados o busquen un chivo espiatorio. Un colapso final, como el que tuvimos del 2007 al 2008, podría hacer que el Presidente Trump declare un estado de ley marcial, donde se apodere del control de toda la sociedad estadounidense e ignore las otras ramas. Esto le permitiría ejecutar su agenda fascista, incluyendo: la deportación de 11 milllones de inmigrantes indocumentados, la prohibición de entrada a todos los musulmanes en Estados Unidos y el asesinato ilegal de las familias de terroristas.
Aunque la ejecución de este plan quebrantaría tanto a EU como a la ley internacional y sería totalmente impracticable por la mayoría de Presidentes en casi cualquier contexto, uno puede ver que se desarrolla un escenario donde esta siniestra situación puede muy bien fructificar.
Juan Garcés es un abogado de Inmigración y Derechos Humanos con práctica en Chicago. Si desea comunicarse con su oficina, llame al (312)702-1264 o visite 211 W. Wacker Drive, Suite 300, Chicago, IL 60606.