La gente que lidia con un estrés crónico recibió recientemente un doble golpe por parte de los investigadores, ya que un nuevo estudio dice que no solo es más probable que ganen libras de peso, sino que también tienen mayor dificultad para perderlas. Un equipo de investigación utilizó el cabello para medir a largo plazo los niveles de la hormona del estrés, el cortisol, y publicó sus hallazgos en el diario obesity. “Cuando la gente enfrenta una situación de tensión se produce en el cuerpo una reacción en cadena, lo que provoca la liberación del cortisol, aumentando los niveles de esta hormona en el cuerpo”, dijo la conductora del estudio, Sarah Jackson, de University College London. “El cortisol está involucrado en una amplia variedad de procedimientos biológicos, incluyendo el metabolismo, la composición corporal y la acumulación de grasa corporal. Cuando estamos tensos podemos también encontrar más difícil motivarnos para hacer ejercicio o resistirse a comer alimentos dañinos”.
Previos estudios habían vinculado los altos niveles de cortisol en la sangre, la orina o la saliva con la obesidad, pero Jackson y su equipo dicen que esas medidas podrían haberse visto influenciadas por la hora del día y por no capturar los niveles de tensión a largo plazo. Para este estudio, el equipo examinó datos recaudados de hombres y mujeres, de 54 años en adelante, que participaron en el Estudio Longitudinal Inglés del Envejecimiento. Los participantes debían someterse a pruebas cada dos años y hacerse un corte de pelo en el período del estudio. Los investigadores midieron los niveles de cortisol en los dos centímetros de cabello más cercanos al cráneo y revisaban el peso, la circunferencia de la cintura y el índice de masa corporal (BMI). Encontraron que quienes tenían más cortisol en el cabello eran más propensos a estar obesos o tener más exceso de grasa en la cintura.