Hablar de la salud dental con los niños y sus padres – sobre lo que es saludable y no saludable para sus dientes – puede ser una forma de evitar que los niños desrrollen el sobrepeso. Esto se sugiere en una tesis de Sahlgrenska Academy, Suiza, sobre la dieta infantil, BMI y el bienestar. “El peso puede ser un tema sensitivo, pero si quiere hablar sobre comportamientos de comida junto con la salud dental, estamos viendo el problema desde un ángulo diferente”, confirma Louise Ardvidsson, dietética registrada y estudiante de PhD en Institute of Medicine.
En uno de sus estudios menores, revisó el comportamiento alimenticio, BMI y la salud dental de 271 niños de pre-escolar y primaria en Suiza. Se comparó el alto, peso, e ingestión de comida de los niños, en un día, con la prevalencia de microorganismos cariogénicos en la saliva – y el enlace fue claro: Los niños que tenían una mayor cantidad de caries tenían también un BMI considerablemente más alto y peores hábitos alimenticios. Comían con más frecuencia y consumían más alimentos ricos en azúcar. “Existe absolutamente una posibilidad de enfrentarse a estos niños y hablarles sobre los hábitos alimenticios, específicamente en Suiza, donde los dentistas los atienden a temprana edad, pero para esto se necesita un buen nivel de colaboración de la odontología en general, el cuidado de salud del niño y las escuelas”, dijo Louise Arvidsson. Una buena comida aumenta la auto estima, mejora las relaciones con los amigos y disminuye los problemas emocionales, confirma Louise en un subestudio diferente. Los niños que a mayor extensión siguieron las recomendaciones dietéticas – productos de granos enteros, 400-500 gramos de fruta y vegetales por día, pescado dos o tres veces a la semana y menor ingestión de azúcar y grasas saturadas – reportaron mejor bienestar mental. Los efectos se lograron sin importar los antecedentes socioeconómicos y sin importar el peso del niño. Su investigación muestra más tarde que una buena autoestima podría vincularse a mejores hábitos alimenticios, dos años más tarde. Una dieta saludable y un bienestar mental puede considerarse, por lo tanto, que interactúan en forma de espiral positiva.