“La gente está enfrentando un alto grado de ansiedad debido a los cambios en sus rutinas diarias”, dicen Maria Lopez-Boada, LCSW y Margaret Espinoza, LCPC. “Algunos días repetimos nuestras actividades básicas”, dice Espinoza. “Es muy importante recordarles a las personas que tomen tiempo para relajarse, y que continúen con sus rutinas. Hacemos tantas cosas de manera automática y cuando nos cambian esa rutina nos invade una fatiga emocional”.
Lopez-Boada y Espinoza son consejeras de la salud mental y la conducta humana en Heartland Health Centers, una organización sin fines de lucro cuya misión es garantizar el acceso al cuidado de la salud mental de buen nivel. Hay 17 clínicas en el norte y noroeste de Chicago, en Skokie y entre otras áreas. El año pasado atendieron a casi 30,000 pacientes. Un tercio de los pacientes de Heartland Health Centers necesitan servicios en otros idiomas, como el español aparte del inglés. Las personas interesadas en recibir este servicio deben ser pacientes de Heartland Health Centers.
Como consejeras de salud mental, tienen una visión integral sobre el cuidado de salud, lo que significa que trabajan con un equipo de que atienden a cada paciente, teniendo en cuenta la salud mental, el entorno, la contención social que les ayuda, la cultura y la espiritualidad además de los problemas médicos.
Tanto Maria López-Boada como Margaret Ramírez, han vivido en Chicago y trabajan junto con los centros de salud en Albany Park y Lincoln Square que son parte del network de Heartland Health Centers. Debido a COVID-19, Espinoza y López-Boada se comunican con los pacientes por teléfono y video desde su casa diariamente de lunes a viernes.
Comentan que muchos pacientes se sienten irritables o sienten culpa. “Nos estresamos por las cosas que valoramos”, dice López-Boada. “Uno puede sentirse contento de estar con su familia, pero al mismo tiempo podemos está molestos por estar TODO el día con la familia”.
Espinoza comparte la historia de una paciente que valora su vida como ama de casa. Se dedica a cuidar a su familia, pero también solía ir a Zumba o salir a distraerse. Ahora, ella está debe aprender cómo usar la computadora, mientras los platos se van acumulando: “Ahora ella es la madre, la maestra y la señora que se sirve el almuerzo también”, dice Espinoza.
Las consejeras/terapeutas también se ven afectadas por el miedo y el sentimiento de pérdida, y con su labor le brindan apoyo a quienes han perdido seres queridos o bien ayudan a devolver el sentido de seguridad o normalidad a los pacientes que deben ir a trabajar o ide compras.